Entre los paisajes más sobrecogedores del Pirineo aragonés se encuentra el Cañón de Añisclo, una impresionante garganta labrada por el río Bellós a lo largo de millones de años. Situado en el sector meridional del Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, en la comarca del Sobrarbe (Huesca), este paraje natural ofrece una de las experiencias más intensas de inmersión en la naturaleza virgen del Alto Aragón.
El cañón se extiende entre los municipios de Fanlo y Puértolas, serpenteando entre paredes verticales de más de 1.000 metros de altura, bosques húmedos, cuevas escondidas, cascadas y pozas cristalinas. Es un lugar donde la geología, la botánica y la fauna conviven en un equilibrio delicado, ofreciendo un espectáculo visual y sensorial difícil de olvidar.
Naturaleza en estado puro
A diferencia del Valle de Ordesa, más abierto y transitado, el Cañón de Añisclo conserva un carácter salvaje e íntimo. Recorrerlo es como entrar en un túnel vegetal en el que la humedad y el frescor acompañan cada paso. El musgo cubre las rocas, los helechos brotan por doquier y el rumor constante del agua marca el ritmo del senderista.
Uno de los recorridos más accesibles comienza en el aparcamiento de San Úrbez, donde se encuentra una pequeña ermita románica enclavada en la roca. Desde allí parte un sendero circular señalizado que permite descubrir algunos de los rincones más bellos del cañón, cruzando puentes de madera y túneles naturales excavados en la roca.
Para los más aventureros, existen rutas más largas que se adentran en lo profundo del valle, algunas de las cuales enlazan con el Valle de Escuaín o permiten ascender a los miradores superiores, desde donde se obtienen vistas espectaculares del cañón desde las alturas.
Riqueza ecológica y biodiversidad
El Cañón de Añisclo es un refugio de biodiversidad. Su microclima húmedo y protegido ha permitido el desarrollo de una vegetación exuberante poco habitual en el entorno pirenaico. En sus laderas se alternan bosques de hayas, avellanos, fresnos, tilos y acebos, junto a especies de flora relicta que sobrevivieron a las glaciaciones.
En cuanto a la fauna, se pueden observar aves rapaces como el quebrantahuesos, el águila culebrera o el halcón peregrino, así como mamíferos como el sarrio, la marta, o el zorro. También se han documentado varias especies de anfibios, entre ellas el tritón pirenaico, y reptiles como la víbora áspid.
Cómo disfrutar del cañón
La mejor época para visitar el Cañón de Añisclo es de primavera a otoño, cuando los accesos están abiertos y el clima permite caminar con seguridad. La carretera que recorre el cañón desde Escalona es una de las más escénicas del Pirineo, aunque también una de las más estrechas y sinuosas, por lo que se recomienda conducir con precaución.
El recorrido a pie se puede adaptar a todos los niveles, y es ideal para quienes buscan combinar naturaleza, tranquilidad y fotografía. También es una buena opción para familias con niños, siempre que se respeten las normas del parque y no se abandone el sendero.
Cerca del cañón, pueblos como Puértolas, Fanlo o Tella ofrecen alojamientos rurales con encanto y acceso rápido a otros enclaves naturales del Parque Nacional. Es, por tanto, un punto estratégico perfecto para quienes quieren explorar el Sobrarbe desde su vertiente más salvaje.
Visitar el Cañón de Añisclo es sumergirse en una naturaleza primigenia, donde el tiempo parece detenerse y el murmullo del agua acompaña cada paso. Un paraíso para senderistas, amantes de la geología, la botánica o simplemente para quienes buscan desconectar del ruido y reencontrarse con lo esencial.
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Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido – Sector Añisclo : https://www.miteco.gob.es/es/red-parques-nacionales/nuestros-parques/ordesa/sectores/anisclo.html
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Turismo de Aragón – Cañón de Añisclo : https://www.turismodearagon.com/ficha/canon-de-anisclo/