Aínsa es mucho más que un pueblo bonito: es el alma del Sobrarbe y uno de los conjuntos histórico-artísticos mejor conservados del Pirineo aragonés. Situada en la confluencia de los ríos Cinca y Ara, esta villa medieval ha sido declarada uno de los pueblos más bonitos de España y representa un punto de encuentro entre la historia, la naturaleza y la cultura viva de Aragón.

Su casco antiguo, con calles empedradas, fachadas de piedra, soportales y plazas porticadas, transporta al visitante a siglos pasados. Pasear por Aínsa es como entrar en un decorado de película histórica, con vistas a montañas majestuosas y un ambiente lleno de vida, tanto en verano como en invierno.

Historia y patrimonio
Aínsa tiene un origen legendario: según la tradición, en el siglo VIII las tropas cristianas reconquistaron estas tierras tras una batalla en la que una cruz de fuego apareció sobre una encina, símbolo de victoria. En recuerdo de este hecho se erige la Cruz Cubierta de Aínsa, a las afueras del casco histórico.

La parte antigua de la villa se organiza en torno a la Plaza Mayor, una de las más impresionantes de Aragón, con forma alargada, arcos irregulares y edificios con balcones de forja y escudos nobiliarios. Desde allí se accede al Castillo de Aínsa, una fortaleza del siglo XI que ha sido restaurada y hoy acoge eventos culturales, exposiciones y festivales.

Otro edificio destacado es la Iglesia de Santa María, una joya del románico aragonés del siglo XI, con una cripta, un campanario que se puede visitar y un interior sobrio pero imponente.

Cultura viva y turismo
Aínsa no es solo patrimonio, también es un pueblo muy dinámico culturalmente. A lo largo del año se celebran eventos como La Ferieta de Aínsa, un mercado tradicional que rememora los antiguos intercambios comerciales; o el Festival Castillo de Aínsa, con música en directo en el entorno de la fortaleza.

Cada dos años, la villa acoge la Morisma de Aínsa, una representación popular que revive la batalla entre cristianos y moros en la plaza del pueblo, con cientos de vecinos participando en un espectáculo único.

La gastronomía también ocupa un lugar central, con restaurantes y bares que ofrecen productos de cercanía: carnes del Pirineo, embutidos caseros, quesos artesanos, trufas, setas, vinos del Somontano y mucho más.

Naturaleza a un paso
Una de las grandes ventajas de Aínsa es su ubicación estratégica. Desde aquí se accede fácilmente al Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, al Cañón de Añisclo, al Valle de Pineta, a la Sierra de Guara o al Parque Natural de Posets-Maladeta. Todo ello convierte a Aínsa en el punto de partida perfecto para explorar el Pirineo aragonés.

Además, a pocos minutos del centro se pueden realizar actividades como senderismo, ciclismo de montaña (es uno de los destinos más importantes de enduro BTT en España), paseos en kayak por el embalse de Mediano o rutas en familia por caminos señalizados.

Una escapada inolvidable
Aínsa es un destino para todos los públicos: ideal para una escapada romántica, un fin de semana cultural, unas vacaciones activas o unos días de descanso en un entorno rural privilegiado. Cuenta con una gran oferta de alojamientos, desde hoteles con encanto hasta apartamentos turísticos y casas rurales.

Quien visita Aínsa no solo se enamora de su piedra, su historia y sus paisajes, sino también de su gente, su tranquilidad y su capacidad para acoger sin perder su esencia.